Según el calendario chino, el 10 de febrero de 2024 daba comienzo el año del Dragón de Madera, una combinación que solo se da una vez cada 60 años, un símbolo de gran importancia para este país en términos culturales, históricos y políticos ya que representa poder, fuerza, prosperidad y buena fortuna.
Marcas de muy distinto signo llevan años haciendo su propia aportación al calendario lunar chino con la reproducción en sus esferas o masas oscilantes, o ambas cosas a la vez, de uno de los 12 animales que componen su horóscopo. Este año del Dragón, el animal más fuerte, seguro e inteligente del zodiaco chino, bendecido por el Emperador, es el protagonista de las horas más creativas. Pero en ningún caso se ha recreado esta temática con tanta devoción y profusión como el protagonizado por la manufactura Chopard, quien rinde homenaje a este ser mitológico a través de siete relojes de la colección L.U.C. En ellos se combina tradición e innovación a la vez que atestiguan la dedicación de la manufacture al arte de la Alta Relojería y la celebración de las culturas del mundo.
La propuesta se compone de dos tourbillones, uno ultrafino para damas y otro masculino; otros dos repetición de minutos, uno con esfera de esmalte Gran feu y bisel de diamantes, el otro con una esfera esqueletada; y tres modelos de horas saltantes: dos sobre esferas de esmalte Grand feu y la tercera creación en oro rosa ético grabado. En todos los casos, se trata de piezas únicas; en sentido literal para las cuatro primeras, en ediciones de ocho ejemplares en el caso de los dos modelos portadores de la tecnología Quattro.
Con anterioridad a esta serie de piezas dedicadas al año chino del Dragón, Chopard había presentado a principios de este año el modelo L.U.C XP Urushi Year of the Dragon. Por decimosegundo año consecutivo en la serie de los L.U.C XP Urushi, esta pieza fue realizada a mano en Japón por un artesano de fama mundial especializado en la técnica del Maki-e. Esta edición limitada de 88 piezas en caja de 39,5 mm y oro ético, evoca el arte tradicional de la laca Urushi para dar vida a un dragón mítico en honor del año nuevo chino.
Al estar accionado por el calibre L.U.C 96.17-L con microrrotor el reloj puede permitirse ofrecer un grosor de tan sólo 6,80 mm. Este modelo orquesta el encuentro entre el saber hacer técnico y la fibra artística que cultiva Chopard Manufacture. Su esfera es en sí misma una obra de arte, hábilmente decorada con laca Urushi, polvo de oro e incrustaciones de nácar.
Pero volviendo a la serie de relojes que nos ocupa, el ultraplano L.U.C Flying T Twin Phoenix de 35 milímetros engastado con diamantes y equipado con el calibre L.U.C 96.24-L tourbillon volante con un grosor de 3,30 mm está dedicado a la mujer.
Por su parte, el reloj de 43 mm L.U.C Tourbillon Dragon de oro ético rosa, completamente decorado con grabados, y que late a ritmo del nuevo calibre L.U.C Calibre 02.21-L (un movimiento de carga manual con 216 horas de reserva de marcha gracias a la Tecnología Quattro de Chopard), está destinado al público masculino. La precisión de estos dos movimientos ha sido certificada por el COSC.
Unas piezas únicas, muy valoradas por los coleccionistas, que presentan una esfera realzada por el esmaltado Grand Feu y unos motivos grabados a mano en una magnífica combinación dorada y negra.
En cuanto a las dos piezas únicas dedicadas a la repetición de minutos, tenemos por un lado el modelo L.U.C Full Strike ‘Year of the Dragon’, realzado por los oficios artísticos que combinan una esfera con la imagen de un dragón realizado a mano en esmaltado Grand feu por el artesano esmaltador de la manufactura y un bisel engastado con diamantes talla baguette. Está equipado con el calibre L.U.C 08.01-L, con el que Chopard Manufacture ha demostrado su perfecta maestría en la complicación de repetición de minutos desde 2016. La pureza y la claridad de sus gongs de zafiro con un sonido único en el mundo fue reconocido en 2017 con la “Aiguille d’Or”, premio otorgado por el Grand Prix d’Horlogerie de Genève. La combinación exitosa de la reina de las complicaciones relojeras con un diseño tan original cuenta con el Punzón de Ginebra.
La otra pieza, L.U.C Full Strike ‘Year of the Dragon’, está realzada por los oficios artísticos de la manufactura gracias a un meticuloso grabado a mano. Desde el esqueletado de la esfera hasta la carrura, pasando por el bisel y la corona, el L.U.C Full Strike ‘Year of the Dragon’ está impregnado con el simbolismo del calendario del zodiaco chino a través de sus adornos únicos. En su interior se aloja el mismo calibre L.U.C 08.01-L.
Finalmente, llegamos a las piezas únicas que se hacen merecedoras de la tecnología Quattro de la casa. Se trata del L.U.C Quattro Spirit 25 ‘Year of The Dragon’, accionado por el movimiento de horas saltantes L.U.C 98.06-L. Edición limitada de ocho piezas, cuya calidad está certificada por el Punzón de Ginebra, presenta una caja de 40 mm en oro amarillo ético que enmarca una esfera realzada por diferentes oficios artísticos, que van desde el esmaltado Grand feu a la micro marquetería. Equipado con los cuatro barriletes característicos de la exclusiva tecnología Chopard Quattro ofrece una reserva de marcha de ocho días. El movimiento L.U.C 98.06-L sitúa este modelo entre uno de los pocos relojes de horas saltantes con semejante autonomía.
Hay otras dos ediciones más, limitadas también a ocho piezas, del modelo L.U.C Quattro Spirit 25 ‘Year of The Dragon’. Lo hace en caja de 40 mm de caja realizada en oro blanco ético o amarillo, mientras que la esfera de esmalte Grand feu ha sido ejecutada a mano por el artesano esmaltador en base a los conocimientos acumulados en Chopard Manufacture.
El dragón, la primera criatura en aparecer en los mitos y leyendas chinos, representa la autoridad imperial, la riqueza y la fertilidad, así como la buena fortuna. Estos relojes de la colección L.U.C celebran las culturas del mundo gracias a un savoir-faire ancestral y a una tecnología de vanguardia en la que la manufactura asume un papel preponderante.
La colección L.U.C, la más personal de Karl-Friedrich Scheufele siempre ha desjado creaciones marcadas por ese principio de lo excelente que persigue Chopard de forma permanente. La manufactura vive un momento de madurez que le permite afrontar cualquie complicación… y por supuesto, con arte.