La prestigiosa firma alemana de relojes Nomos Glashütte ha llegado a Rafael Torres Joyero, establecimiento con más de 128 años de historia ubicado en el número 5 de la calle La Paz 5.
Nomos Glashütte, conocida por su impecable precisión y su estética moderna y mundialmente premiada, diseña sus relojes en Berlín y los fabrica íntegramente en Glashütte, Alemania, ciudad reconocida por su tradición relojera.
Fundada en 1990 por Roland Schwertner, Nomos se ha consolidado como el principal fabricante de relojes mecánicos en Alemania, con colecciones tan icónicas como Tangente, Metro u Orion.
Con esta nueva alianza, los clientes de Rafael Torres Joyero podrán disfrutar de la elegancia y la precisión alemana, apreciando la maestría artesanal de Nomos
Glashütte. Todas las colecciones de la marca, incluyendo la destacada Tangente, ya están disponibles tanto en la tienda física como en la página web.
una familia de joyeros con 138 años de historia
Fruto de la pasión y la experiencia, en 1896 D. Rafael Torres Babí inaugura en la transitada calle Zaragoza, hoy Plaza de la Reina, su propia joyería. De inmediato se posicionó como un referente por la alta calidad de sus piezas, tanto de joyería como de orfebrería.
El negocio se traslada a la calle Paz 5 de Valencia, justo el año que comienza la Guerra Civil Española y su actividad cesa temporalmente. Una vez finalizada la guerra, se reabre el negocio y se amplía el local con el entresuelo.
Mª Josefa de Goytia Shuck con el generoso apoyo de sus dos hijas, Mª José y Mª Amparo (tercera generación), toma las riendas de la joyería tras la muerte prematura de su esposo, D. Rafael Torres Albalate. Su pericia, conocimiento y pasión por la alta joyería afianzan su posición en el sector y se convierte en una figura muy respetada en la sociedad valenciana.
Su hijo, D. Rafael Torres de Goytia, que dirigirá en el futuro el negocio, comienza su formación estudiando en el extranjero y después Gemología, ganando experiencia en diversas joyerías de renombre españolas. La joyería se convierte en todo un referente en la comercialización del diamante por la gran calidad de sus piedras.
En la década de los noventa se incorpora de forma progresiva la cuarta generación: una bocanada de aire fresco que trae nuevas formas de gestión, producción y comunicación sin olvidar la tradición, las enseñanzas y la pasión de su bisabuelo. Además, a finales de los 90 incorporan a su amplia selección de joyas el complemento perfecto, la Alta Relojería, atrayendo con ello nuevos y más jóvenes clientes.
