El imaginario de Cartier no tiene límites y lo ha demostrado a lo largo de su prolífica historia. Dentro de él, en lo que respecta a la relojería, hay una serie de creaciones que han alcanzado fama y prestigio por su particular interpretación de la lectura horaria y a los que el tiempo no solo no ha pasado factura, sino que con su paso ha agrandado su valor. Una de ellas está encarnada por el Tank, una colección que se reencarna siempre con acierto y que ha alcanzado el ansiado reconocimiento como uno de los iconos que nos ha dejado la relojería.
El reloj Tank es la personificación de la elegancia Cartier, pero es sobre todo un ejercicio de diseño que siempre ofrece un carácter atemporal y sobre todo que se adapta en todo momento a la demanda de las nuevas generaciones. Y eso que el primer Tank fue creado en 1917; entonces, Louis Cartier eligió la estética del rectángulo, y eso le llevó directamente a ser considerado un reloj de vanguardia, que rompía moldes. Lo hacía con las dos angarillas paralelas, y con esa silueta inspirada en la vista cenital de un tanque militar. Además, el diseño de los enganches de la caja se integra por primera vez y se convierte en una prolongación del brazalete.
Ahora, cuando ya han transcurrido más de cien años de su nacimiento, se reinventa en el Tank Must. Tank y Must, no son solo dos leyendas de la creatividad Cartier, sino parte de su esencia como marca. Tank es la representación de la elegancia, de lo dandi y esencial; Must es la palabra que nació en el vocabulario Cartier en los años 70 y con la que se reinterpretan los códigos del lujo. Como dice Pierre Rainiero, director de Images Estilo y Patrimonio de la compañía, “los Must forman parte del patrimonio y la leyenda de la Maison […]. Deben su longevidad a su estilo inmediatamente reconocible, pero también a la excelencia de su manufactura, la misma que caracteriza todas las creaciones Cartier hasta en el más mínimo detalle”. El resultado del trabajo realizado por el estudio de creación Cartier se traduce en unos Tank Must diseñados con versiones monocromáticas y en una nueva experiencia basada en movimiento fotovoltaico (ver artículo Técnica, página 110).
Los Tank Must tienen todos ellos una inspiración muy clara, la del Tank Louis Cartier, y evoluciona en sus líneas siguiendo fielmente las del modelo histórico. Con las angarillas redondeadas y una esfera de proporciones reinterpretadas, la elegancia es el mandato que actúa como hilo conductor del nuevo diseño. Un reloj que retoma el clasicismo hasta en los detalles más pequeños, como el que muestra la corona con su cabujón perlado o el regreso de la tradicional hebilla Cartier para la correa de piel.
Desde el lanzamiento de los Must en 1977, el reloj Tank ha sido protagonista de versiones que han cautivado a todo tipo de público, tal vez porque era el reflejo más sencillo de la elegancia. Fiel a ese espíritu desarrollado durante los años 80, el nuevo Tank Must elige tres tonalidades monocromáticas que son parte del ADN de Cartier: rojo, azul y verde. Relojes realizados en acero que son arquetipo de minimalismo, marcado a través de una esfera que prescinde de los números romanos y de la minutería tipo ferrocarril, al tiempo que prolonga el color de la esfera gracias brazaletes realizados a juego.
Otra de las líneas de trabajo de Cartier en esta renovación del Tank tiene por protagonista al modelo Louis Cartier. Nada más iniciar su andadura en 1917, el reloj Tank, su diseño, dio pie a diversas variaciones. Así, en 1922, Louis Cartier reinterpretó su diseño alargando su caja, proponiendo unas angarillas más estilizadas y con los ángulos de la caja suavizados. El resultado tenía un nombre evidente: Tank Louis Cartier… Una variación que también ha alcanzado el rango de clásica. La minutería ferrocarril, el cabujón de zafiro, los números romanos…, Louis Cartier sentó con esta creación las bases de una firma estética relojera de la Maison.
En 1922, Louis Cartier reinterpretó el diseño del tank alargando su caja, diseñando unas angarillas más estilizadas y con los ángulos de la caja suavizados
El Tank Louis Cartier actual cultiva esa elegancia atemporal de la colección a través de los colores. La elección del azul y el rojo no es aleatoria; son tonos cromáticos que se inscriben de lleno en el el ADN de Cartier. Un rojo intenso y un azul brillante que destacan y realzan las sutiles líneas del reloj. Dos versiones en las que hay que atender a los detalles, marcadamente refinados, que ha implementado Cartier. Así, por ejemplo, los números romanos y la minutería de ferrocarril en color dorado amplian el efecto cautivador y la expresividad de la esfera. Las cajas, por su parte, también han sido elegidas con un propósito: el oro rosa es el elegido para la versión azul, el oro amarillo da cobijo a la versión roja, y en ambos casos se presentan con brazaletes a juego. En el interior, la apuesta mecánica para ambos es el movimiento manufactura de cuerda manual 1917 MC.
Un detalle más –no menos importante– es que todas estos nuevos Tank de Cartier pueden acceder al programa Cartier Care, el servicio de atención post venta impulsado por la Maison que brinda acceso a servicios exclusivos incluyendo, bajo ciertas condiciones, la ampliación de la Garantía Internacional hasta ocho años. Además, cabe también la opción de personalizar la creación, siempre que sea técnicamente factible. Cartier, el Tank, nunca ha perdido vigencia; es más, el paso del tiempo incrementa su leyenda. El icono se reinventa con la elegancia como valor indiscutible y alma de un estilo que cautiva. Y seguirá haciéndolo.