En su perfil profesional hay un dato tan llamativo como diferencial: su último trabajo ha sido para Apple. A sus 45 años, Patrick Pruniaux, ha cambiado la empresa de Cupertino por otra donde la innovación y la calidad están también presentes: Ulysse Nardin. “Son dos elementos que definen a ambas compañías. Y creo que lo que tenemos que hacer es mejorar la comunicación de Ulysse Nardin, porque la base con la que trabajar y las ideas, ya existen”. E incide en este aspecto con otro comentario añadido: “también creo que debemos prometer al consumidor que hemos alcanzado la excelencia. Hay que hablar de los valores, tenemos que recuperar todo nuestro pasado, nuestro bagaje creativo. No creo que estemos compartiendo con el mercado suficientes valores”.
Pruniaux transmite vitalidad, energía, y eso son elementos necesarios en un momento de cambio, de situaciones delicadas como las que ha vivido la relojería, que requiere de nuevos impulsos. “A mí particularmente, me cuesta hablar únicamente de la industria relojera, creo que no está aislada del resto. No se trata solo de la industria relojera, yo creo que lo que está sucediendo ahí fuera en el mercado, va más allá. Creo que la frontera entre el lujo y lo que no es, se está disipando”.
“Soy optimista porque hacemos un reloj de lujo que es contemporáneo e informal. Y eso es lo que las nuevas generaciones quieren escuchar y ver”
Y todavía va más allá en su análisis: “Están pasando muchas cosas en el mercado. Se ven productos en otras industrias que cuestan por encima de la realidad de la empresa. Y no definen el lujo o el Premium. Y llega un punto en el que esas marcas se convierten en “lujo” con interrogación, al igual que ves algunos productos de lujo que están bajando su precio y que se dirigen a un número muy grande de público. ¿Es esto lujo? No sé la respuesta. Esta es una de las cosas que están pasando, la segunda es más sencilla de entender y es el crecimiento de los millenials. Todas las marcas hablan de ello, todos los grupos de lujo están intentando llegar a ellos. Estoy hablando con alguno de mis colegas de la industria del lujo y de la moda, y ya ven más del 50% de sus consumidores siendo millenials. Y los millenials para mí siempre han sido un poco sospechosos… respecto al momento en que queremos captarlos. Piense en nosotros cuando teníamos 20 o 25 años; nuestro gusto era totalmente distinto al que tenemos ahora… así que pensando, siempre nos referíamos a los millenials como “bueno sí, está bien”… pero ¿saben qué? Que en diez años estarán haciendo mucho más dinero, y tendrán un gusto diferente así que: ¿Sabemos hacia dónde está creciendo? No, no lo sabemos… ¿Somos capaces de hablarles de una manera apropiada? No estoy seguro… ¿Tenemos suficientes millenials a nuestro alrededor que entiendan todo lo que sienten o lo que les gusta? Esa es la cuestión”.
“Los millenials para mí siempre han sido un poco sospechosos… respecto al momento en que queremos captarlos porque en diez años tendrán unos gustos diferentes”
Y Pruniaux avanza hacia otra cuestión importante de este nuevo consumidor: “Quieren escuchar historias auténticas. Y esto sí que es interesante para nosotros porque tenemos los fundamentos correctos, la historia, la experiencia de una manufactura moderna; tenemos muchos valores sobre los que hablar con un público muy amplio”. Y llega a una conclusión: “Únicamente necesitamos trasladarla, comunicarla. Tenemos mucho trabajo que hacer, pero también soy optimista porque hacemos un reloj de lujo que es contemporáneo e informal. Creo que eso es precisamente lo que las nuevas generaciones quieren escuchar y ver”.