Aquellos maravillosos años

Cartier Privé recrea en esta ocasión el Tank à Guichets, un modelo de 1928, para dar rienda suelta a esa creatividad y audacia que caracteriza a la firma. El resultado es sencillamente fascinante.

los cuatro mosqueteros Los cuatro modelos que integran esta interpretación del Tank à Guichets en la colección Cartier Privé. Tres de producción limitada (platino, oro amarillo y oro rosa) y otro de platino de edicion limitada.
los cuatro mosqueteros Los cuatro modelos que integran esta interpretación del Tank à Guichets en la colección Cartier Privé. Tres de producción limitada (platino, oro amarillo y oro rosa) y otro de platino de edicion limitada.

En el mundo Cartier, la colección Cartier Privé es esperada cada año por los seguidores de la marca y coleccionistas con un punto de expectación, y también con la seguridad de que la Maison no les defraudará. Esa interpretación de la historia de la firma que está impresa en cada una de las piezas que han visto la luz durante los últimos años es una garantía de cumplir con el sentido de la colección, y que no es otro que recordar los momentos de esplendor y sobre todo de creatividad de Cartier.  Hay ese punto de magia que requiere traer de nuevo a la actualidad piezas que obraron su admiración décadas atrás, pero también es el momento de mostrar una de las cualidades de la compañía cuando se habla de diseño, y no es otra que la audacia.

en oro amarillo

Otro detalle llamativo es que el satinado de la caja contrasta con las angarillas horizontales con acabado pulido, que acentúan la forma del reloj. La parte central es de oro cepillado. Como remate, correa de aligátor de color verde.
en oro amarillo Otro detalle llamativo es que el satinado de la caja contrasta con las angarillas horizontales con acabado pulido, que acentúan la forma del reloj. La parte central es de oro cepillado. Como remate, correa de aligátor de color verde.

Esa es una de las palabras claves para entender el sentido y la realidad que se respira en los ateliers de Cartier. Esos escenarios donde vuelven a la vida creaciones que marcaron una época en una oferta que entonces era limitada y que Cartier Privé reproduce con ese mismo sentido, el de la exclusividad. Cartier Privé es el mejor ejemplo de lo que representa ofrecer una experiencia en la que cada comprador se siente parte del patrimonio de la Maison y al mismo tiempo se considera un privilegiado por poder acceder al escaso número de piezas que componen la línea.  

platino limitado 

Las hora se visibiliza a las 10 horas; los minutos se leen a las 4 horas. Esta estética rinde homenaje a la década de los años 30, a su riqueza creativa y a su refinamiento. Se remata con una correa de piel de aligátor negra. 200 piezas numeradas.
platino limitado Las hora se visibiliza a las 10 horas; los minutos se leen a las 4 horas. Esta estética rinde homenaje a la década de los años 30, a su riqueza creativa y a su refinamiento. Se remata con una correa de piel de aligátor negra. 200 piezas numeradas.

Estamos en definitiva ante una colección singular, seguida y venerada por los amantes de la relojería, que desvela cada año piezas que han pasado a formar parte de la historia y no solo de la Maison.  Es lo que se ha podido comprobar en apariciones anteriores. Desde el Tonneau al Tank Normale, pasando por el Tortue, Cartier Privé es el espacio que invita a disfrutar de la lectura horaria de una forma diferente. Este ejercicio se traslada ahora al Tank à Guichets, fabricado por primera vez por Cartier en 1928, donde la técnica se pone al servicio del diseño para ofrecer una lectura numérica de la hora.

dimensiones perfectas en oro rosa 

El nuevo Tank à Guichets se presenta en caja de 37,6 mm x 24,8 mm de diámetro, y  con un grosor de  6 mm. La propuesta de oro rosa se decanta por una minutería en color gris y los números árabes que caracterizan a todas las piezas. Por su parte, la correa de piel de aligátor es de color gris oscuro.
dimensiones perfectas en oro rosa El nuevo Tank à Guichets se presenta en caja de 37,6 mm x 24,8 mm de diámetro, y con un grosor de 6 mm. La propuesta de oro rosa se decanta por una minutería en color gris y los números árabes que caracterizan a todas las piezas. Por su parte, la correa de piel de aligátor es de color gris oscuro.

Pierre Reinero, Director de Imagen, Estilo y Patrimonio explica el origen de esta creación: “Seis años después del Tank Louis Cartier, Louis Cartier fue un paso más allá en su búsqueda de la pureza con el Tank à Guichets. La hora se visualiza únicamente mediante dos aperturas en la caja. La esfera tradicional se sustituye por un único volumen: la caja, íntegramente elaborada en oro, de líneas sobrias y proporciones milimetradas. Con un mecanismo de horas saltantes y minutos continuos en el disco, la sofisticación de la técnica relojera está al servicio de la estética, como siempre en Cartier”. 

La interpretación que propone Cartier para este Tank à Guichets está compuesta de cuatro piezas, en la que tres de ellas comparten la misma estética. En concreto, retoman el aspecto del reloj de 1928, con la apertura de las horas situada a las 12 horas mientras que los minutos tienen su lectura emplazada a las 6 horas. Esta versión está disponible en oro amarillo, oro rosa o platino 950/1000.

filosofía cartier privé  

Cartier Privé es el mejor ejemplo de lo que representa ofrecer una experiencia en la que cada comprador se siente parte del patrimonio de la Maison y al mismo tiempo se considera un privilegiado por acceder al escaso número de piezas que componen la línea.
filosofía cartier privé Cartier Privé es el mejor ejemplo de lo que representa ofrecer una experiencia en la que cada comprador se siente parte del patrimonio de la Maison y al mismo tiempo se considera un privilegiado por acceder al escaso número de piezas que componen la línea.

La segunda creación solo se declina en platino 950/1000 y además será producida en una serie limitada numerada de 200 unidades. La diferencia con las anteriores se halla en la disposición de las dos aperturas para la lectura horaria, que en esta ocasión han sido colocadas de manera oblicua (las horas a las 10 horas, mientras que los minutos se leen a las 4 horas). Este rasgo estilístico rinde homenaje a la década de los años 30, a su riqueza creativa y a su refinamiento estético y formal. Por lo que respecta a la lectura de las horas, tienen un acabado dorado con los números árabes, mientras que la minutería es burdeos. Se remata con una correa de piel de aligátor negra. Es el mismo acabado que muestra  la versión de platino no limitada –pero de producción controlada–, con la salvedad de la disposición de las indicaciones horarias y que la correa de aligátor en este caso es de color burdeos.

En el resto de creaciones, la acabada en oro amarillo –hay que añadir que todas las composiciones de oro de Cartier son 750/1000– tiene discos de acabado dorado con números árabes y la minutería opta por el color verde. La correa de aligátor opta también por el color verde. Mientras tanto, la propuesta de oro rosa se decanta por una minutería en color gris y los números árabes que caracterizan a todas las piezas. En consonancia, la correa de piel de aligátor es de color gris oscuro.

El nuevo reloj Tank à Guichets lleva en el interior de la caja de 37,6 mm x 24,8 mm de diámetro, y un grosor de  6 mm, el movimiento 9755 MC de cuerda manual es un calibre con horas saltantes y minutos continuos en el disco que ha sido desarrollado expresamente para dar vida a esta creación. Como en el reloj original del que toma la inspiración, la corona para dar cuerda al reloj está situada a las 12 horas. Otro detalle llamativo es que el satinado de la caja contrasta con las angarillas horizontales con acabado pulido, que acentúan la forma del reloj. La parte central es de oro o platino cepillado. 

No está de más hacer un ejercicio memorístico alrededor de este reloj que habla del estilo inconfundible de Cartier. Hay que decir que los primeros esbozos del reloj Tank aparecieron en 1917, con una caja de líneas depuradas alineada con el brazalete, angarillas paralelas y una corona de cuerda a las 3 horas. El reloj no se comercializó realmente hasta 1919, pero esta idea original, llamada entonces Tank “normal”, ha dado lugar a lo largo de tiempo a una serie de versiones que han ido aportando ese toque contemporáneo requerido en cada época y que Cartier ha sabido mantener vivo hasta la actualidad. Y por supuesto, que todas ellas son el punto culminante de la investigación formal de Louis Cartier, empeñado en lograr la una unión perfecta entre el estilo y la función.

En 1928, con la llegada del tren y del automóvil, la velocidad pasó a formar parte de la vida cotidiana de las personas. El tiempo debe entonces leerse con rapidez, facilidad y comodidad. Cartier ha demostrado ya para entonces su capacidad para imaginar relojes con carácter, con diseño, pero también con funcionalidad, y crea un reloj adaptado a estas nuevas necesidades. Libre de agujas, el reloj revela la hora a través de dos aperturas: una para las horas y otra para los minutos. Este modelo del Tank, que se dice que es el primero con una complicación, simboliza la expresión de la modernidad gracias a su diseño.

En la década de 1930, Cartier fabricó varios modelos de Tank à Guichets, todos ellos hay que considerarlos únicos. Son fruto de la investigación sobre el diseño, la forma de las aperturas, la manera en que las angarillas se integran en la caja, la colocación de la corona de cuerda y la elección de los materiales. En 1997, con motivo de los 150 años de la Maison, se realizó una versión de platino que estaba limitada a 150 ejemplares y, en 2005, la estética del Tank à Guichets entró por méritos propios en la Collection Privée Cartier Paris, el antecedente de Cartier Privé, con una serie limitada de 100 piezas de oro rosa.

Una vez más, Cartier deja de manifiesto que en cuestión de arte relojero, tiene mucho que aportar y decir. Porque entre otras cosas, su forma de entender la creatividad, el diseño, son tan auténticos como únicos. El estilo Cartier queda fuera de toda duda con creaciones como el Tank à Guichets, y esta nueva interpretación lo atestigua.