Desde hace casi 70 años, Rolex ha acompañado a los exploradores más audaces con relojes-herramienta cada vez más eficientes e. Ha creado modelos que se han convertido desde el momento de su lanzamiento en iconos de la relojería al tiempo que en auténticas referencias en el ámbito del buceo. Todo ello propiciado por la invención de la caja Oyster que, creada en 1926, era completamente hermética gracias a un sistema de bisel, corona y fondo enroscados a la carrura.
Desde entonces, se sucedieron los modelos Submariner, presentado en 1953 y dotado de una hermeticidad garantizada entonces a 100 metros, hoy a 300; el Sea-Dweller de 1967 y provisto de una válvula de helio y una hermeticidad garantizada hasta 610 metros de profundidad, y más tarde hasta 1.220 metros; y el Rolex Deepsea, que en 2008 ofrecía una hermeticidad hasta 3.900 metros. Heredero de este savoir-faire, el nuevo Oyster Perpetual Deepsea Challenge marca un nuevo hito en la odisea de las profundidades.
Su antecesor directo es el Rolex Deepsea, lanzado en 2008, estaba provisto del sistema Ringlock que le permitía resistir a la presión a 3.900 metros de profundidad. Hoy, su heredero, el Oyster Perpetual Deepsea Challenge, dotado de una hermeticidad garantizada hasta 11.000 metros, abre nuevos horizontes en las grandes profundidades.Igualmente, ofrece un confort óptimo en la muñeca y garantiza su pleno rendimiento, y está fabricado en titanio RLX.
El Deepsea Challenge combina las principales innovaciones desarrolladas por la manufactura a lo largo de muchos años: el sistema Ringlock, una arquitectura de caja patentada gracias a la cual esta puede soportar presiones extremas; la válvula de helio, que sirve para evacuar —durante las fases de descompresión en cámara hiperbárica— el exceso de presión interna que puede comprometer la integridad del reloj; la corona Triplock, con tres zonas de hermeticidad; y también la visualización Chromalight, que se distingue por un material luminiscente de larga duración que mejora la legibilidad.
Con el objetivo de poner a prueba la hermeticidad de cada uno de los Deepsea Challenge que produce, Rolex desarrolló, en colaboración con la Comex (Compagnie Maritime d’Expertises), una cuba de ultra alta presión capaz de ejercer una presión de prueba equivalente a la que reinaría a 13.750 metros de profundidad.
En la caja Oyster se aloja el calibre 3230, íntegramente desarrollado y manufacturado por Rolex. Este movimiento automático incorpora diferentes elementos patentados: el escape Chronergy y la espiral Parachrom, insensibles a los campos magnéticos, así como amortiguadores de golpes Paraflex. Gracias a la arquitectura de su barrilete y al rendimiento superior de su escape, ofrece una reserva de marcha de aproximadamente 70 horas. Y, por supuesto, como todos los relojes Rolex poseedores de la certificación de Cronómetro Superlativo, el Deepsea Challenge presenta una precisión cronométrica del orden de –2 /+2 segundos al día.
Gracias a todos estos atributos, el Deepsea Challenge es capaz de acompañar a los pioneros del mañana a enfrentarse a los retos que presenta la exploración de los grandes fondos marinos. Medio hostil que ha sido objeto de escasos estudios, esconde datos esenciales para la preservación del planeta.
Dos hitos, dos relojes experimentales
El 23 de enero de 1960, el Deep Sea Special —un reloj Rolex experimental diseñado para soportar presiones extremas— participó en el récord de inmersión establecido por el oceanógrafo Jacques Piccard y el teniente de la marina estadounidense Don Walsh en la fosa de las Marianas. Fijado en el exterior del batiscafo Trieste, alcanzó una profundidad de 10.916 metros.
Esta misión frente a la costa de la isla de Guam, en el océano Pacífico, abriría una puerta a las profundidades abisales que la mayor parte de los investigadores consideraban hasta entonces desprovistas de cualquier forma de vida. Tras posarse en el fondo, los dos tripulantes descubrieron varias criaturas perceptiblemente vivas. Una vez el batiscafo regresó a la superficie, Jacques Piccard envió un telegrama a Rolex, el cual decía: «Encantado anunciarles reloj tan preciso a once mil metros como en tierra».
Hubo que esperar más de medio siglo, concretamente hasta el 26 de marzo de 2012, para que otro explorador, el cineasta James Cameron, se enfrentase en solitario a la fosa de las Marianas, alcanzando una profundidad de 10.908 metros. Para esta ocasión, se desarrolló un nuevo reloj Rolex experimental que se acoplaría al brazo del sumergible: el Rolex Deepsea Challenge.
Su fabricación constituyó un doble desafío: el de la presión abisal, para lo cual el reloj se pondría a prueba para afrontar una profundidad teórica de 15.000 metros y una presión de 17 toneladas sobre el cristal; y, por otro lado, el del tiempo para su diseño, desarrollo y fabricación, que fue de tan solo unas semanas. Finalmente, resistiría con creces la colosal presión durante una inmersión de siete horas, tres de ellas en el fondo de los abismos para grabar y recoger muestras.
El nuevo Oyster Perpetual Deepsea Challenge es la prolongación de esta pieza experimental ideada para la inmersión de James Cameron. Es un reloj que rebasa las fronteras de la innovación, capaz de resistir a las presiones abisales al tiempo que evita los indeseables efectos secundarios del helio. Es además una fuente de inspiración cotidiana para sus usuarios que aspiran a la superación.