Hace más de 20 años, Louis Vuitton presentaba en sociedad un reloj que iba a marcar su desarrollo dentro de la relojería de calidad. Aquella creación recibió el nombre de Tambour –por su diseño en forma de tambor– y durante dos décadas ha sido el referente y también el mejor espacio creativo de la marca. Ahora llega el relevo; seguirá llamándose Tambour pero se ha estilizado sin perder de vista su excelente acabado y elegancia informal… Y por supuesto, su audaz visión del tiempo.
Dos versiones de acero distinguen a este nuevo Tambour –después llegarán las creaciones en oro–; uno de ellos con esfera gris plateada y el otro en azul intenso, que son el complemento perfecto para una creación con elementos que le distinguen. Uno de ellos es su brazalete integrado, lo que permite ofrecer una estética diferente respecto de lo conocido. La otra gran aportación es el movimiento automático, diseñado con esmero en La Fabrique du Temps Louis Vuitton. Y como bien dice Jean Arnault, director de relojería, “con este lanzamiento abrimos un nuevo capítulo en la historia de la relojería de la Maison mediante la creación de un reloj con sólidas credenciales relojeras y un estilo inconfundible, como Louis Vuitton”.
Si nos detenemos en las aportaciones realizadas con el Tambour, debemos menciona un diseño que conquistó con la caja redonda de perfiles curvos, marcada con las 12 letras “LOUIS VUITTON”, ligeramente abombada, casi arquitectónica en su enfoque de dimensión y proporción. Todo esto se mantiene y engrandece en esta propuesta contemporánea que ahora opta por 40 mm de diámetro y 8,3 mm de grosor para llegar tanto al hombre como a la mujer. El brazalete integrado, el primero en la oferta de Louis Vuitton, con sus eslabones delgados y curvos ofrecen comodidad en el ajuste y una perfecta adaptación a la muñeca. Un cierre invisible completa la estética de la pulsera, creada con una hebilla desplegable de tres palas.
En la estética del nuevo Tambour predominan los acabados cepillados, a excepción de algunos elementos como el bisel pulido en chorro de arena con perfiles nítidos y que presenta el nombre de doce letras de la Maison. Por lo que respecta a la esfera, ofrece un efecto tridimensional, de poderosa profundidad. El disco horario se muestra en dos niveles, dividido por un escalón pulido, con el anillo exterior para los minutos y uno interior para las horas, ambos con superficies micropulidas. Esta diferencia en el nivel de altura de los marcadores permite una lectura rápida.
El nuevo Tambour presenta otra nueva seña de identidad en el centro de la esfera cepillada, “LOUIS VUITTON PARIS”, una declaración de intenciones sobre los orígenes de la Maison, fundada en París en 1854. Alojado bajo el contador del segundero pequeño acaracolado, “FAB. EN SUISSE”, reemplaza la garantía de calidad “SWISS MADE” más familiar, un pequeño cambio que alude a las históricas esferas de alta relojería de los años 50 y 60.
La experiencia relojera de Louis Vuitton está encarnada por La Fabrique du Temps, el espacio de la Maison en Ginebra. Fundada y dirigida por los maestros relojeros Enrico Barbasini y Michel Navas, La Fabrique du Temps ha brindado hasta ahora grandes complicaciones relojeras con la firma de Louis Vuitton. Y es ahí donde ha tomado vida el nuevo callibre LFT023, el primer mecanismo automático patentado de tres agujas diseñado por Louis Vuitton. Ejecutado junto a los especialistas de Le Cercle des Horlogers, encarna al detalle los códigos visuales de la Maison, desde la tapa del barrilete calado que recuerda a la Flor Monogram al microrotor decorado con un estilizado y recurrente LV. De oro de 22 quilates, combinado con engranajes periféricos, proporciona un bobinado muy eficiente al barrilete, para llegar a las 50 horas de reserva de marcha. El escape de esta calibre late a una frecuencia de 4 Hz (28.800 alt/hora).
Cronómetro certificado, el cal. LFT023 ofrece una precisión de entre -4 seg. y +6 seg. al día. Esta certificación proviene del Geneva Chronometric Observatory bajo los auspicios de la Fundación TIMELAB, lo que garantiza que el cal. LFT023 cumple con los rigurosos estándares ISO 3159 y sus exigentes criterios de precisión en cronometraje. Louis Vuitton es la primera empresa relojera en certificar sus piezas a través del Geneva Chronometric Observatory.
A estas dos creaciones, se le unen otras tres piezas más acabadas en acero. Es el primer paso de este nuevo Tambour que como bien concluye Jean Arnault, “tras 20 años de audaz diseño relojero, inspirado en la renombrada forma Tambour y con la misma búsqueda de modernidad, elegancia y funcionalidad sobre la que se ha construido la Maison durante más de 160 años, Louis Vuitton eleva su portfolio relojero, en todos y cada uno de los elementos del nuevo reloj, a un nivel sin precedentes de sofisticación”.