En 2020, Rolex lanzó el proyecto estructural “Impacto y Sostenibilidad” para formalizar la materialización de su responsabilidad medioambiental y social. Era el principio de una estrategia de sostenibilidad en el seno de la compañía que garantizara la aplicación de forma concreta y transversal en todas las actividades de Rolex, tanto en Suiza como en las filiales. Aunque el interés y la implicación de Rolex en este campo llevaba mucho más tiempo, como demuestran actividades de apoyo a expediciones y proyectos conservacionistas que, desde 2019, se resumen en la Iniciativa Perpetual Planet. Pero volviendo al inicio, el resultado del proyecto estructural es que se han ido marcando distintos hitos y puesto en marcha medidas específicas para reducir el impacto de la marca en todas las áreas de su actividad y a lo largo de toda la cadena de valor, desde el abastecimiento de materias primas hasta la fabricación de productos acabados, pasando por la distribución.
En el centro de la filosofía de Rolex y de sus actividades siempre aparecen sus valores fundacionales –calidad, innovación y búsqueda de la excelencia– y todos ellos están imbuidos por esa idea de sostenibilidad. La empresa siempre ha fabricado relojes al servicio de los logros humanos. Hoy en día, estos se inscriben en un desarrollo sostenible que atiende a las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras.
Pero cómo se lleva esto adelante. La manufactura ha planteado una serie de escenarios necesarios: adaptar la marca a los retos del futuro a través de la innovación y el espíritu pionero; desarrollar procesos industriales responsables; reducir el impacto medioambiental de las actividades industriales y comerciales; transparencia y ejemplaridad en toda la cadena de valor; un abastecimiento responsable; apoyo a los socios de Rolex en su tarea sostenible; fomentar el bienestar, la salud y la seguridad del personal; apoyar y desarrollar la formación y el aprendizaje para la transmisión del savoir-faire relojero; alentar la diversidad y la inclusión en la empresa; y patrocinar a exploradores, científicos y ecologistas en la búsqueda de un mejor conocimiento del planeta y la puesta en práctica de soluciones.
Muchos frentes de actuación pero con un único sentido y una visión de largo plazo. La marca crea productos concebidos para durar y conservar de por vida –es la filosofía Perpetual– y hace todo lo posible por controlar su consumo de energía, recursos naturales y materias primas. De igual modo, ha reducido al máximo sus emisiones contaminantes al tiempo que aplica las normas más exigentes en materia de trazabilidad de las materias primas. Un par de ejemplos: en el caso del oro, Rolex ha trazado de forma física y electrónica el 99% de los movimientos con el fin de controlar su origen y cantidad en cada etapa de transformación. El 1% restante ya está totalmente cartografiado y no entraña riesgo alguno ni para los derechos humanos ni para el medio ambiente. Respecto de los diamantes, la totalidad de los que utiliza Rolex están certificados por el Proceso de Kimberley, es decir, esos diamantes no provienen de zonas en conflicto. Además, la marca solo acude a un número limitado de proveedores, que son los mismos desde hace muchos años.
Pero hay más casos prácticos, por ejemplo el Servicio Mundial postventa de reparaciones y revisiones; vanguardista y único en su género, tiene la misión y el compromiso de acompañar a los relojes a lo largo del tiempo. Pero además, Rolex ofrece la posibilidad de comprar relojes de segunda mano certificados y garantizados–el programa Rolex Certified Pre-Owned– a fin de preservar, mantener y garantizar lo que ya existe. A lo largo de su historia, la marca ha ido mejorando sus relojes, reconocibles por su sello verde –símbolo de calidad y longevidad–, y lo ha inculcado obviamente en todas sus sedes de trabajo, un total de cuatro.
En Ginebra, en Les Acacias, se halla la sede mundial de Rolex. Además de la dirección, administración y comunicación de la empresa, se ubican las tareas relacionadas con el montaje y control finales, la venta de los relojes así como el Servicio Mundial Rolex posventa. También todo lo relacionado con la creación, investigación y desarrollo, así como los laboratorios donde se testan finalmente todos los relojes. Situado en las proximidades de la sede, el Centro de Formación Rolex imparte cursos dirigidos a trabajadores y directivos de la marca, además de enseñar a los aprendices. El objetivo está claro: perpetuar un savoir-faire único.
Mientras, en Plan-les-Ouates los protagonistas son las cajas y los brazaletes Rolex. Desde el moldeado y mecanizado de las materias primas hasta la realización de los acabados de las piezas. Además, es el lugar elegido por Rolex para la fundición, donde se obtienen las aleaciones de oro de 18 quilates, entre ellas el oro Everose, aleación exclusiva de oro rosa creada por la firma.
Chêne-Bourg es la sede donde se hallan todas las actividades relacionadas con las esferas. Fabricados en cerámica de alta tecnología, los biseles y los discos de bisel Cerachrom también se producen, mediante procesos innovadores y patentados, en Chêne-Bourg. La sede alberga, además, el laboratorio de gemología y los talleres de engastado.
Por último, en Bienne se fabrican y se montan los movimientos de Rolex. Todos los componentes de los movimientos Rolex –de 200 a casi 400 para los calibres más complejos– tienen su origen en esta fábrica. A menudo patentados, esta sede es un raro ejemplo de autonomía industrial y atestigua el savoir-faire relojero de la marca. Pero esa también es una clave para entender ese afán por garantizar las capacidades futuras de la firma; de hecho, Rolex ha optimizado recientemente sus instalaciones. Además, en 2022 adquirió un terreno de 100.000 m2 en Bulle, en Friburgo, a fin de construir allí un nuevo enclave industrial. Y por supuesto, bajo el principio de la sostenibilidad… ahí reside también el futuro.