El Leonardo da Vinci del siglo XXI

Visitamos el taller del mayor hacedor de automátas, François Junod, de donde ha salido el último objeto extraordinario de Van Cleef & Arpels y donde se gestan todas las creaciones del heredero de una tradición del Siglo de Las Luces.

entre tradición y modernidad Aunque François Junod ha centrado su actividad en los androides de estilo antiguo, no ha abandonado los autómatas contemporáneos. Entre sus obras modernas, podemos destacar el ángel de la CIMA de Sainte-Croix, el hombre andante que adorna este mismo museo, el busto de la cantante en la Arena de Ginebra o la joven y el pájaro posados ​​en la fachada del colegio Cheminet en Yverdon-les-Bains.
entre tradición y modernidad Aunque François Junod ha centrado su actividad en los androides de estilo antiguo, no ha abandonado los autómatas contemporáneos. Entre sus obras modernas, podemos destacar el ángel de la CIMA de Sainte-Croix, el hombre andante que adorna este mismo museo, el busto de la cantante en la Arena de Ginebra o la joven y el pájaro posados ​​en la fachada del colegio Cheminet en Yverdon-les-Bains.

PARA LLEGAR AL TALLER de François Junod –el hacedor de autómatas más famoso después del maestro Jacquet Droz– ascendemos 1.094 metros entre un espectacular mar de nubes que tapa el Valle del Jura hasta alcanzar la parte más alta de Sainte-Croix, localidad suiza de apenas 5.000 habitantes. No hace falta que el chofer busque aparcamiento para saber que hemos llegado; dos pájaros gigantes de llamativos colores y la mitad del cuerpo de un hombre también de grandes dimensiones que emerge a lo “Amanece que no es poco” directamente de la tierra, nos indican que ahí vive o un excéntrico o un artista, o alguien que es las dos cosas a la vez. 

François Junod (1959) se formó como mecánico de precisión en Sainte-Croix, en la misma escuela que su padre y su abuelo –“no he sido muy original, como verá”–, me comenta. “Después –continúa– encontré a un artesano francés, Michel Bertrand, que trabajaba en una empresa de autómatas en París que se instaló aquí en Sainte-Croix en los años 1970”.

Más tarde vinieron los estudios de escultura y diseño en la facultad de Bellas Artes de la Universidad de Laussane para poder desarrollar la parte mecánica y la escultura, es decir, para poder crear el autómata al completo. Desde que en 1983 debutara en Sainte-Croix, no ha hecho otra cosa que fabricar autómatas. Lo que le atrajo de estos mecanismos que imitan la figura y los movimientos de un ser animado fue la relación existente entre la técnica y el arte. “Para mí, poder maridarlos, es pura magia. Desde que era pequeño me han gustado los objetos que se movían, los juguetes. Y poder hacer yo mismo juguetes complicados es un sueño hecho realidad. He tenido la suerte de poder continuar en este pueblo y trabajar en un oficio extraordinario que comparto con jóvenes a los que enseño en este taller para dar continuidad al mismo”. En este momento, cuenta con dos aprendices: Matias, de Bretaña, que viene de la escuela de relojería, y Julie, procedente de Lile y formada en Bellas Artes. “Así cuento con las dos facetas, la artística y la mecánica”.

crear sus propios “juguetes”

A François Junod lo que le atrajo de estos mecanismos que imitan la figura y los movimientos de un ser animado fue la relación existente entre la técnica y el arte. “Para mí, poder maridarlos, es pura magia. Desde que era pequeño me han gustado los objetos que se movían, los juguetes. Y hacer yo mismo esos juguetes complicados es un sueño hecho realidad”.
crear sus propios “juguetes” A François Junod lo que le atrajo de estos mecanismos que imitan la figura y los movimientos de un ser animado fue la relación existente entre la técnica y el arte. “Para mí, poder maridarlos, es pura magia. Desde que era pequeño me han gustado los objetos que se movían, los juguetes. Y hacer yo mismo esos juguetes complicados es un sueño hecho realidad”.

El proceso de creación de un autómata es complicadísimo, así que le pedimos a Junod que nos explique de modo sucinto cómo transcurre. “Lo primero de todo, tiene que entender la diferencia entre escultura animada, para la cual me inspiro en Magritte, que me encanta (y esa es mi pequeña contribución artística personal) y, por otro lado, la tradición de los creadores de finales del siglo XVIII, el Siglo de las Luces, que diseñaron los primeros escribanos autómatas. Ambos mundos me apasionan. Para llevar a cabo la creación hay que buscar una temática, una poética que atraiga a la gente. El encuentro con la joyería de la mano de Van Cleef & Arpels es algo que deseaba hacer, algo imposible al comienzo de mi carrera, ya que no hubiera sido capaz. Y es que, a diferencia de los autómatas que llevan ropa, que son más fáciles porque si se mueve un brazo, la ropa lo sigue, en joyería trabajamos con la rigidez, lo cual nos obliga a buscar un sistema oculto, escondido, más difícil de realizar. Aunque me da pena tener que ocultar el mecanismo porque también es hermoso e intento dejar algo a la vista, como en un reloj esqueletado”.

la poesía que encierra la mecánica

La poética de la mecánica se encuentra en las ruedas, engranajes y resortes. Cuando observamos la obra del masestro François Junod, no hay ilusión que los oculte y cada mecanismo es parte del arte. Sus obras están marcadas por la naturaleza misma del lugar que las vio nacer, el taller del artista, un universo barroco.
la poesía que encierra la mecánica La poética de la mecánica se encuentra en las ruedas, engranajes y resortes. Cuando observamos la obra del masestro François Junod, no hay ilusión que los oculte y cada mecanismo es parte del arte. Sus obras están marcadas por la naturaleza misma del lugar que las vio nacer, el taller del artista, un universo barroco.

François Junod recibe en su taller a cientos de visitantes procedentes de todos los rincones del mundo, y es que gracias a Internet darse a conocer ha sido mucho más fácil que cuando empezó, que solo contaba con un fax. “Recibo mensajes de todo el mundo diciéndome que les encantan mis autómatas y me hace feliz”. Pero por qué le fascina a la gente tan conectada y tecnológica de la actualidad un arte como el suyo, le pregunto. “Creo que en la era del Metaverso, de las cosas completamente no visibles, con la tecnología empequeñeciendo las cosas con los móviles… la gente  al ver objetos hechos con la misma técnica de finales del siglo XVIII redescubre  el valor de cosas hechas hace mucho tiempo”.

La pregunta nos viene servida: ¿Se ha planteado hacer autómatas funcionales, es decir, robots? “Sí, ya lo he hecho;  en el pasillo hay el busto animado de una mujer. Se trata de un robot programable que puede desplazarse y que actúa en una obra de teatro.Creé uno de los tres robots que actuaban con una pareja de artistas en colaboración con la Escuela Politécnica Federal de Laussane. Para mí, éste es otro mundo y me ha fascinado utilizar la robótica de manera poética, no industrial”.

bóveda celeste a ras de suelo

Sugiriendo la profundidad del cosmos, 15 discos de lapislázuli incrustados con estrellas en oro rosa y blanco y diamantes se suceden de manera concéntrica dentro de la esfera. Los planetas y la estrella fugaz se mueven a su propio ritmo en un entorno centelleante. Todo ello suscita una doble emoción, entre la inmersión en el universo y la belleza del trabajo joyero.
bóveda celeste a ras de suelo Sugiriendo la profundidad del cosmos, 15 discos de lapislázuli incrustados con estrellas en oro rosa y blanco y diamantes se suceden de manera concéntrica dentro de la esfera. Los planetas y la estrella fugaz se mueven a su propio ritmo en un entorno centelleante. Todo ello suscita una doble emoción, entre la inmersión en el universo y la belleza del trabajo joyero.

Nos confiesa que está interesado en las nuevas tecnologías, en toda la evolución operada en el terreno de la robótica. “Utilizo algunos componentes como el cable de tunsgteno, un material empleado en satélites de los paneles solares, robots y aviación. Desde hace siete años utilizamos estos cables que parecen acero, que no tiene elasticidad. Si ponemos un pájaro en una rama y pasamos el cable por ésta, el funcionamiento del pájaro es espectacular. Lo he descubierto al ver robots, en particular sus brazos”.

Para la creación de las maquetas de sus piezas utiliza impresoras 3D, dejando de lado los moldes de resina con los que antes trabajaba, así como simulaciones con programas informáticos. “Son herramientas hechas para nosotros. Los aprendices que salen de mecánica o relojería ya han aprendido estas técnicas en la escuela, por lo que enseguida son operacionales. Pueden entrar a trabajar enseguida.”

Al margen de los trabajos que realiza para otras marcas o por decisión propia, Junod lleva más de quince años dedicado a los automatismos para la firma Van Cleef & Arpels para la que en 2017 creó su primer objeto extraordinario: el autómata Fée Ondine. Esta pieza única es el resultado de siete años de trabajo y una estrecha colaboración. El año pasado descubrimos una de sus piezas más espectaculares hasta el momento, el Planetario presentado en la edición de 2024 de Watches & Wonders de impresionantes dimensiones (de 50 cm de altura y 66,5 cm de diámetro) que presentaba al Sol y los planetas de su sistema visibles desde la Tierra: Mercurio, Venus, la Tierra (y su satélite, la Luna), Marte, Júpiter y Saturno, cada uno moviéndose a su velocidad de rotación original. Esta pieza extraordinaria responde al deseo de Van Cleef & Arpels de rendir homenaje a través de su mundo de Astronomía Poética que, desde 2014, trabaja para reducir las dimensiones de los planetarios del siglo XVIII para adaptarlos a la escala de la muñeca. Así nació la colección Planetarium, que reúne relojes complejos y autómatas de grandes dimensiones.

Este año el reto no es menor, más bien todo lo contrario: el nuevo Autómata Planetario. Caracterizado por sus grandes dimensiones (los mismos 50 cm de alto por 66,5 cm de diámetro), el autómata Planetario representa el Sol y los planetas de su sistema observables a simple vista desde la Tierra: Mercurio, Venus, la Tierra –y su satélite, la Luna–, Marte, Júpiter y Saturno. Gracias a un complejo movimiento mecánico, cada estrella se mueve de acuerdo con su tiempo de rotación real, completando una vuelta completa en 88 días para Mercurio, 224 días para Venus, 365 días para la Tierra, 687 días para Marte, 11,86 años para Júpiter y 29,5 años para Saturno. El objeto de sobremesa, equipado con un módulo de planetario y animación a demanda también permite hacer bailar a las estrellas tantas veces como se desee. Ver su funcionamiento es una experiencia sobrecogedora.