No se han apagado los ecos del aniversario y el Carrera de TAG Heuer vuelve a mostrar su versatilidad y capacidad para adaptarse a los nuevos tiempos. Una muestra son estas dos nuevas propuestas que se inspiran en el pasado, por un lado, y en la capacidad para ofrecer complicaciones como un tourbillon sin perder su carácter deportivo e icónico. Pero además lo hacen con un detalle añadido, sendas esferas de color verde azulado tan impactantes como sus intenciones relojeras.
Empecemos por el pasado, en concreto por 1968, cuando el Carrera mostró una transformación significativa al reubicarse la ventanilla de la fecha en la posición de las 9 horas. Marcaba el nacimiento icónico Carrera 45 Dato, que se hizo muy popular por su estética moderna y excepcional legibilidad. El TAG Heuer Carrera Cronógrafo combina magistralmente herencia y modernidad. Aunque conserva el icónico aspecto vintage del Dato, presenta mejoras técnicas como una mayor ergonomía en la caja, un reborde curvado y una esfera con acabado cepillado circular.
El reloj, de acero, luce índices y agujas rodiados, complementados por una subesfera monocroma azuré verde azulado en la posición de las tres. Otro elemento importante es el cristal de zafiro Glassbox, nombre que hace referencia a su cristal abombado y curvado y que rinde homenaje a los diseños de cristal de hesalita de los años setenta.
A través del fondo de caja abierto se observa el calibre Heuer 02, referenciado como TH20-07, y que ofrece 80 horas de autonomía. Entre los detalles de este movimiento se incluye una garantía ampliada de cinco años.
Un plus de precisión
A este lanzamiento le acompaña otra creación marcada por la precisión cronométrica que aporta la complicación del tourbillon. El nuevo TAG Heuer Carrera Cronógrafo Tourbillon se presenta, como el anterior, con una elegante esfera cepillada circular de color verde azulado, que crea una sofisticada pieza única.
En la que, por supuesto, sobresale la jaula de tourbillon, habilitada a las tradicionales 6 horas dentro de un marco de cristal. La esfera de 42 mm es un magnífico escenario para contemplar la evolución del tourbillon y su rotación en la jaula que rodea al escape y que con su movimiento contrarresta la influencia de la gravedad en la precisión del movimiento mecánico.
Fiel a la herencia del Carrera, el reloj se decanta por el icónico diseño Glassbox, donde gracias al cristal de zafiro curvado se obtiene una vista panorámica del tourbillon desde diferentes ángulos, además de mejorar la legibilidad y, por supuesto, cuenta con un evidente atractivo estético. El reborde verde azulado, los índices rodiados aplicados y las intensas subesferas azuré, rodeadas de aros verdes, contribuyen aún más a ofrecer el conveniente contraste para ofrecer, además de una lectura clara de las indicaciones, el plus de elegancia que siempre está implícito en las composiciones Carrera.
Por eso también se atiende detalles distintivos, como las marcas de plata pulverizada en el logotipo y en las palabras Swiss y Carrera, que eleva al reloj a un nivel superior. Como también lo hace el calibre que lleva en su interior el Heuer 02 (TH20-09) creado por la directora de movimientos de TAG Heuer, Carole Forestier, y los equipos técnicos de la compañía. Mecanismo de cuerda automática bidireccional, destaca por su eficiencia y notable precisión, además de contar con un excelente nivel de acabado. Como en el anterior, cuenta con una garantía de cinco años.
El remate definitivo a esta pieza marcada por la excelencia se encuentra en la correa de piel de aligátor negra elegida para complementar su estética y sujeta por un cierre desplegable de acero finamente cepillado y pulido con doble pulsador de seguridad, que luce también el escudo TAG Heuer. O lo que es lo mismo, la suma de tradición, innovación y elegancia.