Las complicaciones relojeras no son solo la mejor demostración de la capacidad y savoir-faire de una Maison, son también las que hacen grande a la relojería, las que le aportan esa atractivo añadido que nos hace hablar de alta relojería. Audemars Piguet es una de las manufacturas de referencia cuando uno se adentra en este territorio, y basta con asistir a las últimas novedades para entender esta afirmación. Pero hay un detalle más, en esta visión de la relojería con complicaciones, también hay aportación de otros actores de la creatividad.
Es lo que ocurre con los seis nuevos modelos Royal Oak Concept Tourbillon Volante de oro blanco o rosa. Relojería y joyería fusionan conocimientos para aportar un brillo especial a estas piezas que ofrecen unos juegos de luz impactactantes gracias a un degradado de gemas y diamantes, donde se combinan técnicas tradicionales y diseño de vanguardia. Algo que también alcanza a la esfera de los nuevos modelos, con sus brillantes pirámides facetadas con pavé de zafiros azules, diamantes o gemas color arcoíris, en un diseño que revela una parte del movimiento que late en su interior. El barrilete esqueletado del calibre de cuerda manual 2951 es visible a las 11 horas y ofrece una extraordinaria visión del muelle motor. Los puentes han sido satinados con los ángulos pulidos y decoraciones blancas lacadas, visibles en el fondo de la esfera.
Encontrar las piedras, los colores y los contrastes idóneos ha sido una parte esencial para poder diseñar cada una de estas extraordinarias creaciones. Una tarea ardua y compleja pues en cada una de ellas se concentran hasta 468 gemas de talla brillante y 208 de talla baguette en degradado.
En la parte mecánica, el tourbillon volante rota a las 6 horas, pero ha sido aderezado con un engaste con gemas de talla brillante, un ejercicio también destacable por la complejidad de hacerlo en una pieza de pequeño tamaño y siempre marcada por su ligereza. Hay que recordar que el Royal Oak Concept Tourbillon Volante fue el primer modelo de la manufactura equipado con esta modalidad de regulador de la gravedad.
La llegada del Code 11.59 by Audemars Piguet ha sido importante para entender la evolución de la compañía, con una línea que respetando su herencia ha activado una línea muy contemporánea. En el Tourbillon Esqueleto de 41 mm que ahora presenta queda patente este extremo. El movimiento, finalizado totalmente a mano, ofrece una gama de tonos grises alojado en una caja bicolor que entrelaza oro blanco y rosa y que permite destacar la geometría multifacetada que ésta posee. Las cajas doradas bicolor son excepcionales en Audemars Piguet, aunque son parte importante en la historia de la casa . De los 550 relojes de pulsera con complicaciones producidos y comercializados entre 1882 y 1969, tan solo 8 combinaban ambos tipos de oro.
Cada uno de los 196 componentes del calibre 2948 de cuerda manual que mueve este Code 11.59 by Audemars Piguet Tourbillon ha sido cuidadosamente moldeado a mano para formar un conjunto tan impactante en el acabado como en su grosor: solo 3,65 mm de alto.
Otros detalles importantes en la estética de esta creación son el bisel extraplano, las asas estilizadas y el fondo redondo. Cada uno de los componentes se ha acabado a mano hasta el más mínimo detalle con una alternancia de superficies satinadas y cantos pulidos. La complejidad técnica del diseño reside en alcanzar una alineación perfecta entre las superficies redondeadas y angulares de la caja.
Este reloj incorpora un movimiento tourbillon esqueleto de cuerda manual multicapa, el calibre 2948. La platina y los puentes esqueletados en color gris pizarra contrastan con el volante del tourbillon declinado en oro rosa y con el barrilete y el tren de rodaje esqueleto en una tonalidad gris claro. El acabado satinado vertical de la platina y los puentes, visibles en ambos lados del reloj, potencia la atracción visual de esta creación. Esto se complementa con un barrilete y distintas ruedas que han sido decoradas con un satinado circular.
El acabado manual de este movimiento de 3,65 mm, con sus 70 ángulos pulidos a mano, marca todo un hito en el arte del esqueletizado, pero además hay un elemento añadido, y es que la decoración tricolor amplifica el efecto 3D de esta pieza.
Una complicación clásica, el calendario perpetuo, pero en un material contemporáneo como es el titanio. Eso es lo que se descubre en el Royal Oak Calendario Perpetuo elaborado en titanio de Grado 5. El nuevo diseño de la esfera reúne además un motivo ‘Grande Tapisserie’ azul con subesferas grises en contraste, en una estética bicolor que también muestra su perfil contemporáneo.
La fabricación de la caja y el brazalete de titanio requiere de una mecanización más lenta y compleja para evitar dañar la aleación por un exceso de temperatura. Por lo demás, el acabado es idéntico al de otras creaciones con alternancia de superficies satinadas y pulidas que dan forma a una caja de solo 9,5 mm de grosor.
En materia mecánica, recibe el impulso del calibre automático 5134, que no necesita corrección manual de la fecha hasta 2100, cuando deberá ajustarse conforme al calendario gregoriano. El fondo de zafiro revela la refinada ornamentación del movimiento, desde los ‘Côtes de Genève’ al graneado circular, pasando por el satinado circular y los cantos pulidos. Un detalle más: la masa oscilante esqueleto de oro de 22 quilates se ha decorado con el motivo ‘Clous de Paris’.
En 2016, Audemars Piguet presentaba en sociedad el mecanismo Supersonnerie, un avance en términos de sonoridad del repetición de minutos, pues tanto el volumen como la resonancia mejorada que recuerda la frecuencia de los relojes de bolsillo. Lo que fue primero un concept, ahora se traduce en el Royal Oak Repetición de Minutos Supersonnerie de titanio. Este reloj, de producción limitada, está equipado con un revolucionario calibre manual 2953, fabricado in-house y validado por tres patentes. Esta tecnología patentada es fruto de ocho años de investigación en colaboración con la EPFL (Escuela Politécnica Federal de Lausana), y la inspiración se halla en la potencia acústica de los relojes antiguos con repetición de minutos y la armonía de los instrumentos musicales; de hecho, un colectivo de relojeros, técnicos, académicos y músicos revisó la construcción de la caja a fin de producir una nueva tecnología de sonería.
El rendimiento acústico, la calidad de sonido y el tono armónico excepcionales lo propician los gongs, la construcción de la caja y el regulador de la sonería. Los primero no están unidos a la platina, sino a un nuevo dispositivo que actúa a modo de caja de resonancia, lo que mejora la transmisión del sonido y potencia su amplificación. El regulador de la sonería (el dispositivo que marca el ritmo de la secuencia de sonería) se ha rediseñado con un sistema de anclaje más flexible que absorbe y elimina ruidos indeseados. Además, una función de seguridad evita que el usuario active la función de ajuste de las agujas mientras suena la repetición de minutos.
Todos estos avances son los que se encuentran en el calibre resultante, un movimiento de cuerda manual, el 2953. Con 362 componentes, es fiel exponente de la filosofía que Audemars Piguet aplica a todas sus creaciones, y por supuesto a las más complicadas: una mezcla de tecnología y acabados tradicionales. Es el espíritu de un marca en el que la innovación marca el camino. También en las complicaciones.
Si hay que hablar de básicos en las complicaciones, hay total unanimidad alrededor del cronógrafo. Audemars Piguet pone toda su experiencia, pero también buenas dosis de espectáculo, para hacer del Royal Oak Frosted Gold Cronógrafo Automático una pieza deseada. Declinados en oro rosa o blanco, están impulsados por el movimiento cronógrafo de última generación, calibre 4401, que añade la función flyback. La caja de 41 mm ofrece el tamaño perfecto para enmarcar una esfera ‘Grande Tapisserie’ negra o azul con contadores contrastados a juego con el color de la caja. Pero sin duda, el elemento distintivo en su diseño se halla en el Frosted Gold, un acabado inspirado en una antigua técnica de joyería florentina reinterpretada por la creadora Carolina Bucci en sus trabajos. Presente en caja y el brazalete del Royal Oak, ofrece un efecto ‘polvo de diamante’ que se obtiene golpeando la superficie de la caja y el brazalete con una herramienta con punta de diamante.