La medida del tiempo es el reto implícito que se halla en la relojería y su evolución. Cada paso, cada avance en la precisión de la medición horaria ha ido configurando un territorio de excelencia en el que el cronógrafo es uno de los referentes a través del control de los tiempos parciales, o lo que es lo mismo, la posibilidad de ‘leer’ fragmentos de ese tiempo. Con múltiples utilidades en sus inicios, la llegada de la tecnología los ha relegado en sus funciones, pero no ha restado un ápice del deseo por contar en una colección de esta sofisticada complicación. De hecho, Patek Philippe, la firma que ha hecho de las complicaciones relojeras y su evolución uno de los elementos imprescindibles para entender su fama, es una de las que mejor ha sabido interpretar el carisma de los cronógrafos de pulsera.
El primer cronógrafo de pulsera de Patek Philippe fue un ratrapante (1923), pero sin duda el gran inspirador de los cronógrafos de la manufactura ginebrina fue la Ref. 130, que llegó al mercado en 1934. Desde entonces, se han sucedido creaciones de primer nivel, como sucedió en 2022, cuando la manufactura presenta en sociedad su primer cronógrafo capaz de medir las décimas de segundo. Bautizado como 1/10th Second Monopusher Chronograph Ref. 5470P, ofrece además de precisión y legibilidad en sus indicaciones una sorprendente facilidad de uso. Es quien comanda una pléyade de cronógrafos, entre los que se incluye la Ref. 5905 cronógrafo flyback con contador de 60 minutos y dos modelos de cuerda manual: laRef. 5370 cronógrafo ratrapante; y la Ref. 5172, con taquímetro y contador instantáneo de 30 minutos.
Volviendo a la Ref. 5470P, hay que decir que este trabajo cuenta con un total de 31 innovaciones patentadas, siete de ellas de nuevo cuño: muesca en el eje del cañón; rueda motriz 1/10 con dispositivo antirretroceso; cronógrafo con gancho amortiguador, imprimación de superficie de silicio; amortiguador pendular; y proceso de montaje de componentes de reloj. Es donde entra en escena la división de Investigación y Desarrollo de Patek Philippe. Un departamento que desarrolla su trabajo tanto alrededor de la técnica, como de los materiales, el modelado y desarrollo de movimientos.
Es la base sobre la que subyacen creaciones como la Ref. 5470P, que además de su sobria elegancia, es un dechado de legibilidad. La aguja central roja de las décimas de segundo gira una vez alrededor de la esfera azul oscuro cada 12 segundos. A su vez cada segundo, recorre uno de los 12 sectores que forman la escala tipo ferrocarril en el exterior de la esfera, cada uno de los cuales representa un segundo completo. Y para completar la información, cada sector está marcado en rojo y subdividido en 10 saltos, es decir, 10 décimas de segundo. Cuando el cronógrafo se activa con el monopulsador a las dos horas, las dos agujas centrales del crono, superpuestas, se ponen en marcha simultáneamente. El segundero gris da una vuelta convencional de 60 segundos mientras que la aguja roja de las décimas de segundo da el giro completo cada 12 segundos.
Pero la historia de la manufactura también juega a favor del surgimiento de este tipo de creaciones. No hay que olvidar que ya en 1856, Patek Philippe se labró una reputación de excelencia con sus cronógrafos de bolsillo, con o sin ratrapante y a menudo combinados con un calendario perpetuo o una repetición de minutos. A partir de 2005, Patek Philippe ha diseñado, desarrollado y construido una gama completa de relojes con calendario perpetuo, calendario anual e incluso hora mundial. Más de 20 versiones de cronógrafos, para hombre y mujer, están ahora disponibles en la colección habitual.
Pero no ha sido el único hito a destacar en esta era moderna tan productiva alrededor del cronógrafo. En 2009 hacía su aparición el calibre CH 29-535 PS; y lo hizo en la Ref. 7071 “Ladies First Chronograph”. Este calibre de cuerda manual, rueda de pilares y embrague horizontal, está dotado de seis innovaciones patentadas (perfil del diente optimizado; mejora del ajuste de penetración entre el embrague y la rueda del cronógrafo; sincronización mejorada entre la palanca del embrague y la de bloqueo; leva del contador de minutos perforada; martillos de retorno a cero autoajustables; y martillos pivotantes entre los rubíes).
Lo cierto es que este nuevo calibre, que está presente en la Ref. 5470P, tiene un peso decisivo en el devenir de los nuevos cronógrafos de la manufactura, marcados por la funcionalidad y la fiabilidad a largo plazo. La forma refinada y la disposición de los puentes han sido pensadas para garantizar la transmisión de la energía de la manera más eficaz posible, con la mínima fricción, desde el barrilete hasta el órgano regulador. Además, toda la complejidad técnica que atesora lo hace en un volumen mínimo –tiene un grosor de 5,35 mm y un diámetro de 29,60 mm–.
Y si llamativo era el apartado mecánico, el estético resultaba también impactante y revelador. Ya entonces, en Patek Philippe pensaban que el acceso de las mujeres a las complicaciones relojeras (ya no solo a las creaciones mecánicas), iba creciendo exponencialmente y decidieron que nada mejor que un cronógrafo de rendimiento tan avanzado para hacer un guiño a ese incremento en el interés. El resultado fue una pieza inspirada en los modelos Art Déco fabricados por Patek Philippe en los años 1930, y como consecuencia aquella Ref. 7071R ofrecía una elegante caja de perfil redondeado y pulsadores rectangulares.
Otra heredera de este calibre ideado, desarrollado y construido por entero en la manufactura de Patek Philippe es la Ref. 5170J. Presentado en Basel-world 2010, es el epitomé de reloj clásico y que mejor que para impulsarlo que el calibre CH 29-535 PS, que ya había demostrado que superaba a su predecesor, el calibre CH 27-70 PS, basado en un mecanismo ébauche de Nouvelle Lémania íntegramente optimizado por Patek Philippe y que hasta este nacimiento era considerado uno de los mejores movimientos cronógrafo de todos los tiempos.
Y el título de cronógrafo clásico quedaba meridianamente claro cuando se apreciaba su caja redonda de oro amarillo y 39 mm de diámetro. Además, su extremada delgadez y su estilo sobrio y depurado se inspiran en los principios estéticos que permitieron a Patek Philippe crear en 1932 el Calatrava. El diseño, muy funcional, apuesta por una elegancia intemporal, con las asas de la pulsera separadas sutilmente del canto redondo otorgando al reloj unas líneas aerodinámicas y equilibradas. Los dos pulsadores de cronógrafo, en posición 2h y 4h, se caracterizan por su perfil rectangular que era ya una de las señas de identidad de los cronógrafos de pulsera Patek Philippe setenta años atrás.
Si se analizan los casi últimos veinte años de los cronógrafos de Patek Philippe se descubre que además, por alta que sea la complicación mecánica, siempre hay lugar para fusionarlo con metales de una consideración menor como es el acero. Es lo que hizo en 2014 con el Cronógrafo con Calendario Anual Ref. 5960/1A. Esta creación de armónicas proporciones estaba impulsada por el calibre de cronógrafo integrado CH 28-520 IRM QA 24H, con cronógrafo flyback, calendario anual, indicación de la reserva de marcha e indicador día/noche. La frecuencia de 28.800 alternancias/hora (4 Hz) garantiza una amplitud de volante constante y, por tanto, estabilidad en la marcha.
Y de una complicación en la que Patek Philippe siempre ha destacado a otro de los nombres propios de los últimos años: la referencia 5370P, el primer cronógrafo de ratrapante basado en el calibre CHR 29-535 PS. Lanzado en 2015, su caja de platino se combinaba con una esfera de esmalte negro –luego llegaría una visión más contemporánea con esfera azul– que reviven la tradición Patek Philippe de las esferas en esmalte Grand Feu. Por lo que respecta al movimiento del cronógrafo, es de tipo “dos tiempos” –con dos pulsadores para las tres funciones del cronógrafo y un pulsador integrado en la corona a las 3 h para la ratrapante–, tiene una arquitectura de base con cuerda manual, sistemas de mando de ruedas de pilares y un embrague horizontal de ruedas dentadas.
Y para cerrar, un nuevo recordatorio de lo que supuso la llegada de la Ref. 5470P, donde Patek Philippe incorporó, por primera vez en su colección regular, el conjunto Oscillomax® que se lanzó en 2011 y se distingue por 17 patentes. Pero no solo, porque otras patentes muy técnicas están destinadas a garantizar que la aguja se mueva con fluidez, sin vibraciones, y a asegurar la precisión de la visualización mediante una nueva rueda motriz, o las dos patentes que protegen al movimiento de los impactos. Un último detalle que resume la capacidad de Patek Philippe para hacer de sus cronógrafos un universo de innovación: la aguja de las décimas de segundo está fabricada en Silinvar®, un material que hasta aquel momento solo se empleaba en el interior del reloj. Ese es el estilo que marca el tiempo en la manufactura.