Carlos Rosillo es un hombre tan discreto como franco en sus acertados comentarios alrededor de la relojería: su pasión. “Yo debo reconocer que me siento un afortunado. No estamos en la batalla de cuanto producimos… y eso que estamos subiendo. Y eso es una alegría. No somos un grupo pero hemos podido poner relación a Chanel con François-Paul Journe, que es amigo, o con Romain Gauthier. Y se ha creado un pequeño grupo que tiene un sentido, y cada marca tiene su forma de ser, de actuar”.

> ¿Y qué es lo que define a Bell & Ross? ¿Cómo es su forma de actuar?

Antes de nada debo decir que en cierto modo, en Bell & Ross hay que hablar primero de positividad, que para mi es clave para enfrentarse a las dificultades, como la que hemos pasado con el Covid. Es un espíritu muy español, y aunque no nací en España, está en mis raíces. Yo diría que lo que define a Bell & Ross es su biculturalidad. Empezando por mí, que soy franco-español. Nuestra forma de iniciar la compañía: Bruno y yo somos personas con dos visiones complementarias, otra vez la dualidad. Además, desde el inicio, la concepción y el diseño se han realizado en Francia, mientras que la fabricación es en Suiza. Esto también es biculturalidad, y eso es importante para entender la marca y el respeto por los vínculos entre dos culturas . 

> La pandemia nos ha dejado tiempo para pensar. En el caso de Bell & Ross que es necesario cambiar, dónde hay que redefinir conceptos de marca… Aunque también es cierto que el BR 05 llegó al mercado antes de que empezara todo esto. 

Es cierto que nosotros ya habíamos iniciado un proceso de transformación con esta línea y eso ha sido importante. Porque sabes dónde vas aunque llegue una pandemia en la que no sabes que está pasando, pero tu eres consciente de tu fortaleza. Sabes que tienes buenos socios y un producto que es fantástico, que lo has testado en el lanzamiento. Tiene garra, fuerza, y además sabes que tienes una columna vertebral que te permite resistir porque tienes valores; y no tienes miedo. Tienes confianza y eso es lo importante para alcanzar el éxito. En Bell & Ross tenemos la filosofía de que cuando tienes una meta y quieres hacerlo… puedes conseguirlo. Vas a encontrar el camino, la fuerza. El Covid no nos ha desviado de nuestro proyecto, tan solo lo ha retrasado.

> El BR 05 marca ese proyecto de futuro de Bell & Ross. ¿Hay que entenderlo  como la evolución lógica de la marca? ¿Se puede hablar de una cierta vuelta a los orígenes?

Exacto, con el BR 05 hemos sido muy fieles a los orígenes pero dando una inspiración marcada por la creatividad. El éxito de este reloj es que es muy complementario, amplia las miras de la empresa y atrae a una nueva clientela. Es un marco más amplio

“Había gente que le gustaba la filosofía Bell & Ross, pero no se atrevían a llevar uno de nuestros relojes. el br05 es un reloj distintivo, icónico y muy elegante”

> ¿Qué le faltaba a la marca para tener una mayor proyección?

Madurez. La pasión siempre la hemos tenido. Pero la madurez te da la sabiduría. Este tipo de productos lleva un mensaje, algo necesario sobre todo si comprobamos que estamos en un mercado cada vez más competitivo y complejo. Tenemos un producto que ha atraído a un mayor número de clientes. Había gente que le gustaba la filosofía Bell & Ross, pero no se atrevían a llevar uno de nuestros relojes. Aquí tienes ahora un reloj distintivo, muy icónico y muy elegante.

> ¿Han reconquistado al comprador inicial de Bell & Ross?

Yo diría que no. Es más una ampliación, una llegada de un público que no teníamos. El público de nuestros orígenes ha  sido fiel con la marca y ha seguido nuestra evolución. Nunca hemos perdido lo que teníamos.

> Y el BR 05 les ha permitido crear combinaciones diferentes, o la utilización de materiales nobles… 

Así es; por ejemplo, del nuevo BR 05 todo en oro ya no tenemos stock. La demanda ha sido muy fuerte. Es un reloj que está muy bien posicionado. Tiene carácter.

> Y en una visión global de este negocio, ¿hacia dónde debe ir y que lugar debe ocupar la relojería después del Covid?

Hay problemas que existían previos al Covid, como el del futuro de las ferias relojera. La pandemia, simplemente, ha acelerado el proceso del fracaso, y vamos a ver qué pasa ahora. Nosotros vamos a escuchar todas las ofertas y sobre todo vamos a ser prudentes. Tenemos varias opciones, pero si hay una cosa que nos ha enseñado el Covid es que si no tienes flexibilidad, no vas a ningún sitio. No hay problema que no se pueda resolver, lo que hace falta es tener buenas intenciones. Porque hay una pasión común, la relojería y las ferias eran ese lugar que servía de espacio de intercambio entre gente con las mismas inquietudes. Pero eso cambió. Soy de la opinión de que no hay que presumir; hacerlo, te mata y te genera frustración. A mi me gustaba mucho Baselworld porque en una semana veía a todo el mundo relojero y podíamos relacionarnos con el público que sigue la relojería. Hoy eso no lo tenemos, lo debemos reinventar. Y algo más, si las intención es crear salones egocéntricos, entonces no tienen sentido. La única forma de entender una feria es que sea un lugar donde se reúnan  muchas marcas y poder albergar a mucha gente para compartir una pasión.

> ¿Qué añora de lo que hacía antes? ¿Y que debemos esperar de Bell & Ross en el futuro inmediato?

Viajar, sin duda. Lo he echado de menos. Por lo demás, este tiempo no ha acabado con la creatividad de Bell & Ross; no ha habido contacto, pero lo hemos suplido con la vía digital. Hemos presentado novedades porque pensamos que aunque no había ese trato directo y poder tocar el producto físicamente, había que seguir. Por eso, mirando al futuro, sí que me gustaría que lo que había en Baselworld, ese contacto con el público, pueda seguir existiendo. Donde sea, pero que no se pierda. Debe haber intercambio, interrelación, es el estímulo de este negocio.